martes, 17 de junio de 2008

La desidia, ese mal social que logró la transversalidad

Negligencia, falta de cuidado y de interés.
Así dice la primer entrada que aparece en la Real Academia Española al buscar el significado de la palabra desidia y ejemplifica: “El trabajo ha ido retrasado por pura desidia”.

En la calle Buenos Vecinos de Guaymallén, frente a los ex terrenos del Ferrocarril, precariamente ocupados por un grupo de 20 familias (desidia del ente que regula los terrenos fiscales?), un perro dormía al sol una cálida tarde mendocina.

Pensé que sería de alguna de las familias que allí viven, ya que se encontraba en la banquina, justo frente a un improvisado puente de una improvisada vivienda (desidia de obras privadas?).

A la mañana siguiente, ya sin tanta calidez, el perro seguía en la misma posición.
Pronto me percaté que el pobre animal ya no sentiría ni el calor de los rayos del sol ni el frío de la mañana.

Pasó un día más. Y dos, tres y hasta cinco días. El perro, intacto.

Por 5 días, ningún agente municipal, policial o sanitario dio acuse de recibo respecto a tétrico panorama y potencial foco de infecciones (lamentablemente, los cadáveres no saben de sábados, domingos o fines de semanas largos).

Por 5 días, esas familias, con niños, hombres y mujeres transitando a diario por allí (a 25 metros hay una clandestina “Despensa” (desidia de AFIP?, Rentas?, Municipalidad de Guaymallén?)) se toparon a toda hora con el cadáver de un perro de mediano-gran tamaño, en la puerta de sus casas, sin el mínimo atisbo de hacer algo al respecto.

Muchas instituciones provinciales, federales, gubernamentales, privadas o mixtas nos tienen acostumbrados a la desidia.

Pero que hombres y mujeres, aún en su condición de estar en la marginalidad (de las leyes, de los servicios sociales, de la salud, de la educación, etc) sean abúlicos a las condiciones de su entorno inmediato, habla de una desintegración sin precedentes.

A las sociedades las construyen y le dan vida las instituciones y personas que en ellas habitan. De esas personas (si, gente como uds. y como yo) depende el destino de la ciudad, pueblo o nación que conformen.

Si las instituciones no responden, por desidia, inoperancia o (falta de presupuesto?), es la hora de los ciudadanos de actuar.

Cuando el desinterés, desgano o descuido invaden a los actores sociales, se pierde la principal fuente generadora de civilización que pueda existir.

Si el orgullo del buen hacer, la satisfacción de la tarea cumplida y el dar un paso extra de lo que se espera de cada uno dejan de ser algo valioso, hasta se dará la situación de que conviviremos con cadáveres de animales en las puertas de nuestras casas, esperando que otro haga algo al respecto.

Aereal

PD.: Al quinto día, fui a la Despensa (clandestina), pedí una pala y con la inoperancia que un citadino puede tener en estos asuntos, di sepultura al pobre bicho.

2 comentarios:

MARSUS dijo...

estoy convencido al 100 x ciento que depende de nosotros CONSTRUIR y si todos, en alguna media podemos " enterrar un cadaver " estaremos colaborando a futuro para poder , JUNTOS , erradicar la desidia gubernamental ....

..-. Carolina ..-. dijo...

Ok..me quedé sin palabras.. Muy buen post..!!